Francisco Tapia, aka ESEC, lleva 18 años en el mundo del arte urbano. Sus inicios siempre fueron en la calle, primero haciendo tags y bombas ilegalmente, rayando la propiedad pública y privada en la ciudad de Tocopilla, donde la libertad y sus calles fueron el lugar propicio para desarrollarse artísticamente.
Con los años comienza la necesidad de darle volumen a las piezas gráficas callejeras, comenzando con las letras 3d y luego retratos a gran escala, sin ningún conocimiento técnico ni académico, el camino hasta hoy en día siempre ha sido de forma autodidacta.
Las experiencias personales y cercanía con la gente, que se denota cada vez que pinta en la calle, sumado a un trabajo con comunidades, le ayudó a entender el impacto de la gráfica callejera en las personas, ya sea desde la reflexión, educación o fomento de la libre expresión y pensamiento crítico.
Sobre la Obra
El fuego puede ser luz y también destrucción, convierte en cenizas todo lo que toca y no hay vuelta atrás. Los cambios y las mejoras sociales, muchas veces dependen de reconocer un pensamiento egoísta, para luego dejar de pensar en el metro cuadrado propio, conectarse más con la comunidad, compartir el conocimiento personal y hacerlo colectivo, asumiendo que el ego y el orgullo es el gran responsable del individualismo y de un sistema que muchos cuestionamos pero no somos capaces de cambiar, sea por desidia, voluntad o ensimismamiento. El fuego, entonces, como simbólico catalizador de este cambio esperado, necesario y contingente. El fuego ahora como acto creativo, para connotar lo que debemos quemar para construir.
Técnica: Muralismo